Desear Feliz Navidad… y conseguir que REALMENTE sea feliz 

1. Descansa. Parece que no, pero el cansancio es un enemigo fatal de la pareja. Cuando estás cansado tienes menos aguante, reaccionas rápido y mal, dices lo que piensas sin pensar lo que dices. Esto hace que no midas las consecuencias y, sin mala intención, expreses lo que hiere en el momento que más duele. La Navidad es una buena fecha para aminorar la velocidad del día a día y descansar. Además, este año tan especial no vamos a poder salir mucho, así que es una buena ocasión para sentarse a disfrutar el uno del otro: mirarse a los ojos y no buscar hacer mil planes. Y, así, disfrutar del calor del hogar: viendo una buena película o una serie, jugando a las cartas o a juegos de mesa, planificando planes entretenidos entre los dos… y saboreando el tiempo compartido.

2. Sonríe. Sonreír es uno de los ejercicios más beneficiosos para las relaciones humanas. Sonreír supone ver la vida con mayor optimismo y con un tono positivo. El buen humor, al relativizar las adversidades, nos ayuda también a entender mejor los defectos propios y los del otro. El buen humor se contagia, se transmite a los hijos y atrae a las personas que tienes alrededor. Aprovecha las Navidades para sonreír. A todos nos gusta tener a nuestro lado caras sonrientes.

3. Agradece. Las prisas del día a día no nos dejan margen para pensar en los esfuerzos que hacemos los unos por los otros. Y son muchos. O pocos, pero algunos hay. Ahora en Navidad es una buen oportunidad para fijarte en esos detalles y agradecerlos. Como muchas veces no sale de forma «natural» puedes hacerte una lista sencilla. Cuando uno de los dos ha preparado hoy la comida: «¡¡gracias por la comida!!» Cuando la otra ha hecho esa llamada al banco: «¡¡gracias por hacerla!!» Gracias, gracias, gracias. Dar gracias al otro confirma los detalles del uno con el otro y reconoce el esfuerzo. Agradecer alarga la relación mutua y refuerza los lazos. Es el mejor impulso para seguir haciendo cosas el uno por el otro y apoyarse mutuamente. Practica el agradecimiento… y lo agradecerás ;-)  

4. Di más palabras de admiración. Todos las necesitamos, pero para algunos es su principal lenguaje de amor. Sentirse admirado es sentirse querido y decir palabras que demuestran aprecio por el otro es decirle que le quieres sin decirlo directamente. Las palabras de admiración son la gasolina que anima al otro a seguir creciendo y a estar a gusto juntos, potencian el tiempo compartido y refuerzan la relación: «Qué buena te ha salido la sopa», «qué ordenadito lo has dejado todo», «qué bien se te da poner el belén», «qué bien cantas los villancicos», «qué buena memoria tienes»,… hay mil posibilidades. Y, al igual que con los agradecimientos, si no te salen de forma natural, apúntalos. Practicar la admiración por el otro y decirlo es un ejercicio que favorece la relación de pareja de forma mágica. Y si se hace delante de otros (hijos, padres, vecinos, amigos…), esas palabras tienen el doble de efecto en el otro. Practícalo y te asombrarás del resultado.

5. Destierra los reproches. Los reproches son justamente lo opuesto a las palabras de admiración. Son palabras de destrucción. Los reproches son una enfermedad grave y contagiosa de la que hay que huir como de una pandemia. Los reproches matan el amor. Destiérralos. Estas navidades olvida los reproches. Y si se te escapan pide perdón y trata de compensarlos con toneladas de palabras de admiración.

6. Pide perdón. Por tus errores o por aquellas cosas que hacen sufrir a los que te rodean en el día a día. Y aprovecha también los tiempos de calma para hacer balance y pedir perdón por aquellas cosas que veas que durante estos últimos meses le han hecho sufrir al otro. No hace falta que pienses si tienes culpa o no. Si hieren al otro requieren perdón. El fin de año es un buen momento para hacerlo. Una palabra de perdón, acompañada de un beso, de una caricia o de un «te quiero» son la mejor medicina para mejorar en las relaciones humanas. Y la vida en pareja es la relación humana más importante que tienes entre manos. Pide perdón. Cumpliendo todos los pasos del perdón. Es una pequeña terapia que os ayudará a los dos a crecer, y a hacerlo juntos.

7. Regala. Regalar es terapéutico. No hace falta que sean grandes cosas: una flor, un beso, un bombón, un turrón, una cervecita fría de aperitivo... Los regalos son pequeñas muestras de amor. Muchas personas las necesitan todos los días. Son su manera de dar y recibir amor. Son su gasolina del amor. Y cuesta tan poco… No los desprecies. Piénsalos bien. Los reyes magos son expertos en eso. Y es un momento que vale la pena aprovechar.

En resumen y de forma general, estas Navidades procura desvivirte por hacer felices a los que están a tu alrededor. Cada vez más parejas se dan cuenta de que la verdadera felicidad está en buscar hacer feliz al otro: quien más busca la felicidad del otro más ama, y quien más ama más feliz es. Si te centras en ser feliz tú, difícilmente sacias esa felicidad que buscas y es fácil que llegues a la frustración. Entre otras cosas porque el egocentrismo de todos en una familia lleva a que cada uno como máximo tiene solo a una persona pensando en uno mismo. Si cada uno piensa en los demás, tienes a muchos más pensando en ti. De manera práctica es más fácil llegar a la felicidad… ¿Lo habías pensado? Así que, si quieres ser feliz estas Navidades, vuélcate en los que tienes cerca: Descansa, sonríe, agradece, di palabras de admiración, destierra los reproches, pide perdón y regala cosas a los que te rodean. Verás el resultado. Ah, y ¡Feliz Navidad!

Fernando Poveda